Las soluciones de gestión empresarial siguen conformando la base tecnológica de cualquier organización, la decisión respecto de la herramienta, plataforma y proceso de implementación es trascendental y puede marcar un antes y un después para el futuro de la empresa. Por ello es necesario hacer una evaluación a conciencia, considerando experiencia en el mercado, capacidad de gestión de procesos y flexibilidad del software y de la plataforma, de manera que no sea una decisión para el corto plazo sino idealmente para el largo plazo.
Es muy importante contar con el asesoramiento de un partner tecnológico, que pueda concientizar a la dirección de la empresa sobre la tecnología, etapas y procesos que se van a llevar a cabo para lograr el máximo beneficio.
Vamos a ver los Errores Comunes en la Implementación de un ERP…y Cómo No Morir en el Intento
Profundizando en el tema, antes de iniciar una implementación de una solución ERP o CRM, deberíamos reflexionar sobre tres preguntas básicas:
1 – ¿Qué queremos lograr? Es fundamental para el éxito del proyecto que las expectativas estén claras y alineadas. Además, los objetivos marcados deben ser posibles, alcanzables y, por supuesto, medibles y acotados en el tiempo.
2 – ¿Estamos dispuestos a lograrlo? Esta pregunta reflexiona sobre la implicación en la implementación. El cambio debe partir por un convencimiento total de la gerencia que a su vez dispone de la capacidad para trasmitirlo a toda la organización. Si esto no se hace bien, puede que el proyecto sea un fracaso mucho antes de haber iniciado. Un cambio de este tipo debe involucrar a todos los miembros de la organización, analizando, sobre todo, el liderazgo del cambio y la necesidad de nuevo talento. Y una vez claros objetivos y motivación al cambio, otra reflexión es si la empresa dispone o no de los recursos para esta implementación, y normalmente, el recurso más importante (salvo el económico) es el tiempo. La dedicación en tiempo para el cambio es fundamental.
3 – ¿Es posible lograrlo? Las grandes empresas sí que suelen tener una idea mucho más exacta de lo que necesitan implementar, precisamente, porque ya suelen contar con un ERP u otra solución de gestión empresarial y, a menudo, el cambio es para cubrir nuevas necesidades que su proveedor actual no puede satisfacer o disponer de nuevos módulos para ofrecer más ventajas a sus clientes. Sin embargo, en el caso de las pymes y micro pymes, nos encontramos con un nivel de digitalización mucho menor. Un error común, a menudo, es que no cuentan con una estructura ni procesos de trabajo claros, ni haber involucrado a los usuarios clave desde el principio, lo que suele ayudar a evitar la habitual resistencia al cambio. Por ello, el proceso de formación aquí debe ser mucho más meticuloso e incluso, contar con la posibilidad de ofrecer un servicio de consultoría.
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